Un árbol es un vegetal mucho más frágil de lo que creemos. Y a veces se pone enfermo. ¿Cómo curarlo y ponerlo todo de su lado para que siga en pie? Cuidándolo con mimo, ya que no es lo más fácil.
¿Gran o pequeño problema?
Algunas hojas que amarillean o una rama que muere, son raramente señales de un gran problema. Puede ser un problema localizado, o incluso una evolución normal del árbol. Con el tiempo, las ramas mueren y a veces son muchas. Un pino parasol, por ejemplo, cuando se transforma de un árbol en bola a un gran parasol (hacia los 20 a 30 años), pierde prácticamente la mitad de sus ramas. En un árbol, la estructura de las ramas está en constante modificación. El marchitamiento de numerosas ramitas, en el fresno o el castaño, por ejemplo, indican que se está produciendo un ataque importante. Si los rebrotes son vigorosos, esto quiere decir que el árbol reacciona positivamente.
Un gran problema, puede en cuanto a él, pasar desapercibido. Como los sombreros de los champiñones que se forman en el tronco. Ahí estamos ante una infección y el árbol está amenazado. Sólo un tratamiento químico puede permitir de estabilizar la evolución.
Si el árbol es viejo
Este monumento viviente ¡ha visto cosas y podría contar muchas cosas! Pero el árbol viejo es una planta frágil que puede morir rápidamente o al contrario volver a vigorizarse por unas decenas de años, si se le dan los cuidados adaptados. Lo importante es nunca tapar una cavidad. Hay que evitar que el agua de la lluvia entre, pero el aire debe circular libremente. Rellenar una cavidad de cemento, como se hacía antes, es condenar el árbol, mientras que un árbol hueco puede vivir así durante siglos.
Las grandes cicatrices, si están rodeadas de un michelín, indican que el árbol está cicatrizando lentamente. Unte la parte de la madera desnuda con una masilla protectora y deje que la naturaleza haga su trabajo.
Pode si hace falta
Podar un árbol no es indispensable para que viva mucho tiempo; nadie tala los árboles en los bosques salvajes. Pero en un árbol con mala salud, una buena poda favorece los brotes y da vigor. Los árboles frutales generalmente reaccionan muy bien. En estos casos hablamos incluso de una poda de restauración. Consiste en cortar las ramas principales a 15 cm de su punto de nacimiento, teniendo cuidado en dejar algunas ramitas, las saca-sabia, que van a ayudar a la formación de las nuevas ramas. Los árboles de decoración, al contrario, prefieren una poda menos severa. Más vale aclarar el ramaje retirando las ramas menos vigorosas, que tener que cortar las grandes ramas, esto equivaldría a empeorar la situación, incluso si nos encontramos a menudo con este error;
Las buenas formas de cuidar el árbol
En cualquier caso, algunas precauciones evitar poner en peligro al árbol:
- Prohibidas las obras a proximidad de las raíces, particularmente la excavación y albañilería pesada (cimientos por ejemplo). Evite de circular por encima del aplomo de las ramas.
- E un fertilizante rico en fósforo para nutrir al árbol, está demostrado que esto refuerza el vigor de los árboles viejos.
- Deje la hierba a los pies. Así como está recomendado, para un árbol joven, no dejar que la hierba se instale cerca del tronco, para un árbol viejo esta limita las intemperies (recalentamiento, heladas, lavados por las lluvias), lo que ayuda a mantener una buena salud.