Fertilizar no es necesario en algunos casos, como hemos visto. Pero la estación juega un papel importante, ya que no alimentamos las plantas de la misma forma en todas las épocas.
En primavera
Justo antes de que la estación empiece, favoreceremos el rebrote de las plantas. Las raíces están muy activas en ese momento y están listas para recibir los nutrientes. Les hace falta, por tanto, un abono que ponga a su disposición los nutrientes bastante rápido, pero no en gran cantidad, porque se corre el riesgo de producir quemaduras en el caso de excesos de abono. Un abono rico, de difusión rápida, pero bien dosificado es lo que requieren las plantas en los suelos pobre y los vegetales « glotones ». Si lo hace con la anterioridad suficiente, puede aportar un abono orgánico, con una difusión relativamente rápida, como los que se presentan en polvo. Si no, utilice los abonos orgánicos líquidos o los abonos sintéticos, que actúan ya sea inmediatamente (atención a la sobredosis) o lentamente (abono – lento).
En verano
En esta época los cultivos ya están desarrollados, incluso los estacionales. Si necesitan fertilizarse será con un abono de acción rápida. Encontrará en esta categoría abonos químicos y abonos orgánicos, como el guano, o la potasa en granulado. Actúan inmediatamente y cualquier sobredosis conlleva una quemadura de las raíces. Sin embargo, bien utilizados, devuelven el vigor a una planta desnutrida cultivada en maceta y que no tenemos tiempo de trasplantar inmediatamente o mantienen la fructificación de las verduras cargadas de frutos jóvenes. Los setos jóvenes, en pleno desarrollo y en un terreno pobre, apreciarán también estos aportes.
Cuando el verano está bien avanzado puede empezar a dar abonos lentos, de los cuales las plantas se beneficiarán durante el otoño e incluso en la primavera siguiente. Los abonos rápidos no deben usarse en plantas que ya empiezan a declinar, porque lo único que harían seria contaminar el suelo.
En otoño y en invierno
Las plantas entran en un periodo de descanso, aún si no pierden sus hojas o si florecen durante el invierno. Por este motivo no necesitan que se las nutra en este momento. La única fertilización que podría prever concierne a los abonos de liberación lenta, como huesos triturados o cuernos, al pie de los setos.
El abono estrella del invierno es, por supuesto, el estiércol. Ponga una capa de 5 a 15 cm sobre la tierra y a los pies de los cultivos, que se descompondrá lentamente y se obtendrá humos al principio de la primavera, cuando las plantas lo necesitan. Con el estiércol no se arriesga a una sobredosis. El mejor momento para ponerlo es enero-febrero. Si lo aplicamos antes, los nutrientes que contiene serian liberados por las lluvias del invierno. Por contra, si se extiende más tarde, no le dará tiempo a descomponerse para la primavera (nutrirá las plantas durante el verano).