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  • Limitar o eliminar las malas hierbas es una necesidad no solamente estética, sino necesaria para la buena salud de los cultivos.

    Esas hierbas que llamamos "malas"
    Es verdad que no hay malas hierbas en sí mismas, sino plantas que se invitan sin que se les haya pedido. Deberíamos, más bien, llamarlas indeseadas, porque éstas pueden ser buenas por otro lado (comestibles o útiles para la fauna, por ejemplo). Un jardín donde las hierbas "locas" campen a sus anchas da la impresión de dejadez. Basta una mata de ortiga en un macizo para que afee todo. Desde este punto de vista, el desherbaje es un asunto de estética.

    Competencia desleal
    Pero si hay que desherbar es, sobre todo, porque las plantas que salen espontáneamente le hacen la competencia a las plantas cultivadas. Y de una forma más importante de lo que se piensa. Casi siempre, los vegetales que plantamos no crecen espontáneamente en nuestra región. Utilizamos en nuestros jardines muchas plantas exóticas que vienen de otras regiones del mundo. Comparadas con las plantas "salvajes" de los alrededores estas plantas están peor adaptadas a las condiciones del jardín. Las malas hierbas proliferan a menudo a partir de semillas, echando raíces donde éstas germinan. Éstas están perfectamente adaptadas a las condiciones del jardín (si no, no saldrían espontáneamente). Cuando una mala hierba se implanta al lado de una cultivada, en casi todos los casos estará mejor dotada que la segunda para explotar las riquezas de la tierra.
    Las malas hierbas suponen una competición con las plantas cultivadas. Las raíces de las malas hierbas "roban" los elementos minerales del suelo a la planta cultivada. Como la mala hierba está mejor alimentada se desarrollará mejor, y robará la luz a la planta cultivada, que se ve doblemente desfavorecida. Si el jardinero no interviene la ley de la naturaleza se aplicará. Es, por tanto, necesario el desherbado, al menos hasta que la planta cultivada sea lo suficientemente fuerte para superar la competencia de las malas hierbas.

    Enfermedades
    El otro inconveniente de las malas hierbas proviene de la sensibilidad de algunas de ellas a las enfermedades, que pueden transmitir a las plantas cultivadas. Bajo abrigo (invernadero, túnel, etc.), el caso es clásico: ¿pero de dónde vienen estos pulgones en primavera que hormiguean en las semillas?. A menudo la mala hierba escondida en una maceta sirve de refugio invernal a los pulgones, echándose sobre las plantas tiernas en la primera ocasión. En el jardín es lo mismo. Un huerto rodeado de malas hierbas (aunque la parte cultivada esté mantenida de forma muy limpia) podrá estar sujeto a algunas enfermedades.
    Desherbar no es solamente una historia cultural del bien y del mal, es también una forma de garantizar un buen desarrollo de las plantas cultivadas. No hay tampoco que ser maníaco: desherbar bien no es desherbar completamente sino solo cuando hace falta.
  • Fotos (1)
  • Por qué desherbar ?
    Por qué desherbar ?
    Esas hierbas que llamamos "malas"
    Autor: Jean-Michel Groult
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