¡Acodar no tiene verdaderamente riesgos, comparándolo con el esqueje o con la siembra! De hecho, la futura nueva planta no está separada del pie-madre hasta que no haya enraizado. Pero es más largo...
Solo para algunas plantas
El acodado es precioso para multiplicar las trepadoras, que tienen la fama de ser muy difíciles (ver imposibles) para los esquejes. Las plantas que ofrecen los mejores resultados, son de todas formas, las que tienen las ramas flexibles, que podemos doblar hasta el suelo sin romperlas. El principio es simple: al meter un tallo en contacto con la tierra, hay raíces que aparecen a menudo en este sitio. Como el tallo está unido a la planta-madre (contrariamente al esqueje, que está cortado), el arraigue puede ser muy lento, ya que la parte que se deja para arraigar no corre el riesgo de morir. Las raíces aparecen lo más a menudo a nivel de la base de las hojas.
Acostarla, ¡y listo!
A los pies de la planta que va a acodar, arañe la tierra cerca de un tallo lo bastante largo como para acercarlo a la tierra. Descompacte el suelo sobre 10 cm de profundidad. Si el suelo es duro (en un patio…), hágalo en una gran maceta. Acueste el tallo sin romperlo, hasta que llegue a tocar el suelo. En el punto de contacto, fuerce al tallo a adherir al suelo, poniendo encima una piedra u horquilla. Puede también enterrarla con la condición de dejar salir el extremo del tallo. Ultimo truco; cubra el tallo con hojas muertas que mantienen la humedad y favorecen la aparición de raíces.
Una larga espera
Deje la parte enterrada arraigar, sin tocarla… y espere. Esta técnica es un poco larga; según lo casos, las raíces solo aparecen al cabo de un año, y raramente en menos de tres meses (exceptuando la hiedra). La tierra debe estar mojada, incluso en verano. Si está seca, no pasará nada. Después de unos meses, verifique si la parte enterrada ha echado raíces. Si las raíces son numerosas, sepárela (ver más abajo) o deje el acodado una estación más, ¡no corre ningún riesgo a esperar más de lo necesario!
La separación
Es una etapa delicada del acodado. Las raíces deben ser lo suficientemente largas y numerosas: el tallo tiene que tener un espeso 'moño’ en ese lugar. En este caso, la puede separar. La separación consiste en cortar el tallo entre la planta madre y la que ha arraigado para independizarla de la planta de la cual proviene. Más vale hacerlo en primavera u otoño cuando las raíces son activas.