Para mantener sus plantas en buena salud hay que, por supuesto, jugar la carta de la prevención. Pero si ve que un problema aparece, no espere. Cuanto antes reaccione, con las buenas informaciones, ¡más fácil le será curar sus plantas, sin un gesto desafortunado!
Desde el primer signo sospechoso...
Inspeccione la planta detalladamente. Es mejor que le tomen por un maniático, que pasar por alto la instalación del primer individuo de un devastador que le dará problemas más tarde. Tomemos por ejemplo la criocera del giglio. Este insecto rojo vivo (un coleóptero) se posa en los brotes del lirio desde el mes de abril. Se alimenta de la planta durante algunos días, y después aova mientras que otros individuos van llegando. Si deja al primer individuo instalarse, van a ser una docena de larvas las que van a deleitarse comiendo la planta. Pero será aún peor si se quedase sin hacer nada de cara a las otras crioceras que van llegando cada semana. Cubiertas de sus excrementos, las larvas de este bicho pasan desapercibidas y se quedan fuera de peligro, incluso de los productos de tratamiento. Los brotes del lirio se ven debilitados, la planta será fea durante la estación, y además se arriesga a que no florezca. Ósea que un poco de paciencia, y escudriñando la llegada de las primeras crioceras, mantendrá su lirio en buena salud, ¡y además sin productos químicos!
¿Una hoja manchada?
Igual que con los bichos que mordisquean sus vegetales, ¡no espere a que su planta se cubra de manchas en las hojas antes de preguntarse qué es lo que le puede pasar ! Las enfermedades y, en particular las causadas por los champiñones, una de las primeras fuentes de problemas en el jardín, evolucionan bastante lentamente. En un árbol, una enfermedad de este tipo puede evolucionar durante 15 años. Pero cuando esta es visible, a veces es demasiado tarde : la planta muere, ¡y podríamos haberla salvado hace ya años !
Pasear, es trabajar
Una de las tareas esenciales en el jardín, ¡es pasearse !. De esta forma, si le hechan en cara que vagabundea mirando sus plantaciones del jardín, conteste que está haciendo su trabajo de jardinero, y mirando si todo va bien...Incluso si su jardín es chiquitín, consacre un poco de tiempo a la observación de las plantas. Esto es, además, más importante en los jardines pequeños que en los grandes. Ahí donde el espacio es restringido, las enfermedades se desarrollan más rápido, y los destrozos son más visibles. Al contrario, cuando el jardín es grande, las enfermedades se desarrollan más lentamente. Esto puede parecer injusto... y de hecho lo es: en los grandes jardines, llegamos más fácilmente a un equilibrio entre las plagas y los predadores. En un jardinillo, donde sólo una parte de los reguladores naturales está presente, hay que compensar esta falta por una observación atenta de la vegetación, estar ojo avizor del primer signo inquietante o anormal.
No al reflejo "pschiit"
Sacar su pulverizador a la primera inquietud, ¡ni hablar!. Se arriesga a agravar la situación si usa un producto que no está adaptado a la situación. Además, los productos disponibles en el comercio se restringen, lo que debe incitar al jardinero a reflexionar antes de actuar...