Retenga que para podar un árbol es prudente bien seguir los siguientes consejos:
- Podar únicamente las ramas muy jóvenes que cicatrizan bien en 2 o 3 años,
- Respectar el equilibrio de la forma del árbol,
- Podar en el buen momento al principio de la primavera (marzo abril) para una mejor cicatrización (cosa que no es el caso durante el invierno).
La poda de formación que se ha comenzado en el vivero debe ser a veces prolongada sobre un periodo corto de 2 o 5 años. No tenga entonces cuenta de su modo de floración.
Según el porte natural del árbol, conserve siempre el eje central (la flecha principal) que debe guardar la predominancia de las otras ramas. Pode los brotes débiles de la base, a ras del tronco hasta llegar a la altura del tronco sin ramas deseada (altura de la corona). Pode de forma que se asegure una disposición de las principales ramas (andamios) en espiral alrededor del tronco. Corte aquellas que están demasiado cerca las unas de las otras (paralelas).
Si usted parte de una planta joven o de una semilla, dejará desarrollarse al tallo principal y las ramas laterales durante dos o tres años. Las ramas laterales servirán de (tira-savia) y contribuirán al vigor del árbol, y principalmente al «engordar» el tronco. Ciertas especies se desarrollan sin embargo en manojo (avellano, laurel, árbol de Judas, lilas de verano...) El primer año, seleccione el tallo más fuerte, y suprima todos los otros brotes. Tutele y deje crecer su planta durante dos a tres años.
Comience a continuación la talla de formación descrita arriba, teniendo cuidado de no retirar mucha vegetación cada vez para no debilitar su futuro árbol.
Los años siguientes efectúe un poda de mantenimiento regular:
- Suprima por supuesto la madera muerta o enferma,
- Suprima las ramas que crecen hacia el interior,
- Corte las «golosas» (brotes verticales) para dar predominancia al eje central.
- Quite, si es necesario los retoños del tocón en la base del árbol.
Sera importante mantener un cierto equilibrio en el desarrollo de las ramas de la corona para no alterar la formación de la cabeza del árbol.
Atención: una mala poda es a menudo más nefasta para los arboles que la ausencia de mantenimiento. Cambie de punto de vista regularmente antes, y durante la poda, para poder ver el árbol en su conjunto.