Cuando el frío se acerca, no olvide proteger sus plantas frioleras, las que no son lo bastante rústicas, como se suele decir, para soportar el invierno que llega. Si no, no se regeneraría en la primavera, o de forma muy débil.
A resguardo en descanso
Para hacer pasar el invierno a una planta frágil, hay que ponerla en reposo forzado. Si se quedara en vegetación, seria más sensible al frío. Para las que pierden sus tallos en invierno, es fácil: basta con proteger el suelo en los sitios en los que se encuentran. Para las otras, que deben conservar sus hojas (decimos que son perennes), es más complicado. La protección debe dejar pasar la suficiente luz para que las hojas no marchiten. ¡Es imposible dejar varios meses seguidos en la oscuridad una planta que debe conservar sus hojas verdes!
Los bananeros
El bananero de Japón (Musa basjoo) puede estar en reposo forzado. Después de las primeras heladas, que han arrugado las hojas, hay que cortar « el tronco », y cubrirlo con un material aislante (hojas muertas, paja, heno, etc). Colocando toda esta masa con un velo de hibernación que se mantendrá en su sitio por medio de grandes piedras o grapas, el bananero estará en descanso muchos meses ¡y resistirá hasta -20°C !
Las palmeras y los olivos
Forman parte de las plantas que no pueden verse inundadas de una capa de hojas muertas y, por ello hay que prepararlas de otra manera. Empiece por poner paja en el suelo, que protegerà las raíces. Hágala subir a lo largo del tronco si este no es demasiado grande. Como no es posible cubrir las ramas con un material opaco, lacee el tronco y las ramas con varios espesores de velo de hibernación. Si las palmeras son pequeñas, tense el velo sobre unos arcos: el velo aprisionará el aire que jugará un papel de aislante, en lugar de las hojas muertas. Esta protección es menos eficaz que una capa de hojas muertas, pero ¡les hará ganar unos preciosisímos grados alrededor de numerosas plantas frioleras !
¡Póngales un jersey!
No olvide proteger los tallos de las plantas sensibles, aún si estas son lo bastante resistentes. Los rosales injertados en el tallo, por ejemplo, son más frágiles que los que crecen en matorral. Y aún siendo rústicos, los boj y otros topiarios en tallo temen las corrientes de aire helado del invierno que les hacen sufrir. Abríguelas con un doble espesor en un velo de hibernación (no es necesario de cubrir el suelo). Ate con lazos que den varias vueltas al tronco, apretando lo bastante para que los vientos del invierno no lo arranquen todo.
¡Aire en primavera!
Piense en airear las protecciones cuando llegue el final del invierno. ¡Basta con unos días suaves para que bajo el abrigo reine un calor tropical! Esto incitaría a la planta a meterse en vegetación, mientras que las heladas aún no han terminado. Abra la protección por la mañana y ciérrela por la noche. Es una etapa necesaria que vale la pena pasar para que las plantas frágiles arranquen pronto durante la estación de crecimiento.